Liniers: grave situación del comercio ilegal
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Calles y veredas del barrio de Liniers se encuentran invadidas en forma continua como si fuera una gran feria a cielo abierto. Allí, los manteros elaboran estructuras para ofrecer variada mercadería que se entremezcla con basurales y comida elaborada sobre carritos de supermercado, sin control sanitario.
El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires ha actuado con eficacia para eliminar la venta clandestina en los barrios de Caballito y Once, entre otros. Pero la situación continúa siendo muy grave en el barrio de Liniers, invadido por 1.021 puestos de venta ilegal de acuerdo con el último relevamiento realizado por la Federación de Comercio e Industria de la Ciudad (FECOBA).
La característica principal que adopta el comercio informal en este barrio es que ya no se trata de simples manteros sino de meseteros, denominados así por las estructuras más sofisticadas de mesas, caballetes, cajones y sillas.
La ubicación de los improvisados puestos de gran magnitud, uno al lado de la otro, hace que las veredas se tornen intransitables. Además se expanden también alrededor del ferrocarril, en torno al andén, donde los meseteros se instalan de manera tal que bloquean buena parte del cruce peatonal.
Los puestos clandestinos pertenecen a distintos rubros: indumentaria 312, electrónica 43, perfumería 34, zapatería 49, bijouterie 72, artesanías 14, óptica 26, librería 36, lencería 78, ferretería 16, accesorios telefónicos 36, relojería 28, alimentos y bebidas 115, mascotas 5, juguetería 94, música 30, bazar 33.
Pero además, en Liniers, la oferta de comida alrededor de focos de basura constituye un lamentable polo gastronómico sin igual, sin ningún tipo de control bromatológico
El último relevamiento realizado por la FECOBA concluyó que en la Ciudad de Buenos Aires el comercio clandestino generó en marzo 1.773,5 millones de pesos. Casi 10 mil vendedores en negro, ya sea en la modalidad mantero o saladita, compiten con el comercio formal.