Al menos 13 muertos y más de 100 heridos por un atentado terrorista en Barcelona
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Una furgoneta se llevó por delante a decenas de personas que paseaban por el turístico paseo de las Ramblas. El número de víctimas lo confirmó el jefe de Interpol. Entre los heridos hay dos argentinos.
Al menos 13 personas murieron y un centenar resultaron heridas por una furgoneta que embistió a la multitud este jueves en la concurrida avenida de las Ramblas de Barcelona, en un ataque que fue reivindicado por el grupo yihadista Estado Islámico.
«Podemos confirmar que ya son 13 los fallecidos y que hay más de un centenar de heridos» de varias nacionalidades, informó en rueda de prensa el titular de Interior del gobierno catalán, Joaquim Forn, al indicar que podría aumentar los muertos por la gravedad de algunos heridos.
Entre los heridos, según publica el diario La Nación hay dos argentinos: Cristina, una mujer de 67 años sufrió daños de fémur y pelvis y fue internada en un hospital de las afueras de Barcelona. El otro herido se llama Pablo, tiene 37 años, y sufrió heridas leves y ya fue dado de alta.
El ataque en la segunda ciudad de España fue reivindicado por la organización ultrarradical en un comunicado difundido por su agencia de propaganda Amaq: «Los ejecutores del ataque de Barcelona eran soldados del Estado Islámico».
«La operación se realizó en respuesta a los llamados contra los Estados de la coalición» internacional antiyihadista que opera en Siria e Irak, agregó.
Hacia las 17H00 locales (15H00 GMT) una furgoneta atravesó a toda velocidad la más turística de las avenidas de Barcelona, donde suelen pasear visitantes españoles y extranjeros, y recorrió centenares de metros arrollando gente.
La policía vinculó con el atentado una explosión la noche anterior en una vivienda en Alcanar, a unos 200 kilómetros al sur de la capital catalana, que dejó un muerto.
«La sospecha es que estaban preparando un artefacto explosivo», señaló Trapero.
El ataque recordó otros atentados terroristas en Europa con vehículos, como el de Niza el 14 de julio de 2016, cuando un camión conducido por un tunecino se lanzó contra la multitud, matando a 86 personas y dejando más de 400 heridos.
Testigos describieron escenas de terror en la concurrida zona. «Estaba al lado, en El Corte Inglés y escuché un fuerte ruido. Tratamos de salir pero no pudimos. Vi cuatro, cinco cuerpos en el suelo y gente tratando de reanimarlos, y mucha sangre», dijo a la AFP, Lily Sution, una turista holandesa.
«Cuando ha pasado todo, he salido corriendo y he visto destrozos, cuatro cuerpos en el suelo, gente atendiéndolos, gente llorando y también había muchos extranjeros que habían perdido a sus familiares», Xavi Pérez, de 26 años y dependiente de una tienda.
Luego de haberse mantenida la zona sellada por un cordón de seguridad desde la hora del ataque, las autoridades informaron la noche del jueves que se levantaban las restricciones de acceso al centro de la ciudad y se levantaba el confinamiento para las últimas personas que se mantenían refugiadas en comercios.
El ataque originó el cierre de las estaciones de metro y de tren alrededor de la zona, a la vez que fueron canceladas todas las «actividades lúdicas» de la jornada en la ciudad más turística de España.
España, tercer destino turístico mundial, había permanecido hasta ahora al margen de la ola de atentados de Estado Islámico en grandes ciudades europeas como París, Bruselas, Londres, Niza o Berlín.