El agua que sale de las canillas en dieciséis municipios de la provincia de Buenos Aires enciende las alarmas sanitarias. Un relevamiento realizado durante catorce años por el Instituto Tecnológico de Buenos Aires detectó concentraciones de arsénico que superan el límite máximo permitido por la legislación nacional, establecido en 50 partes por billón. La situación afecta a doce distritos del interior provincial y cuatro del conurbano bonaerense, exponiendo a sus poblaciones a riesgos significativos para la salud.
Entre los municipios que muestran los indicadores más preocupantes se encuentra Guaminí, donde las mediciones registraron 295 partes por billón, casi seis veces por encima del tope legal. En Nueve de Julio y el Partido de la Costa, los valores triplican el máximo permitido. La lista de localidades con «semáforo rojo» según la clasificación del ITBA se completa con Chivilcoy, Mercedes, Escobar, General Rodríguez, Cañuelas, Monte, Roque Pérez, Azul y Villarino.
En el área metropolitana, la alerta alcanza a Almirante Brown, Vicente López, Ezeiza y San Vicente. La investigación advierte que incluso dentro de un mismo partido pueden coexistir pozos con agua apta para el consumo y otros con niveles críticos de contaminación, lo que complejiza el panorama y exige mediciones específicas en cada fuente de abastecimiento.
Una veintena de municipios adicionales se encuentran en situación de «alerta amarilla» por superar el parámetro de 10 partes por billón establecido por la Organización Mundial de la Salud, aunque se mantienen dentro de los límites de la normativa argentina. Esta discrepancia entre estándares internacionales y nacionales revela la magnitud del desafío sanitario que enfrenta la provincia.
Entre los distritos en esta condición figuran General Pueyrredón, que incluye a Mar del Plata, Villa Gesell, Tres Arroyos, Olavarría, Salliqueló, Junín, San Pedro, Bolívar, Baradero y La Plata, además de varias comunas del conurbano bonaerense. En muchas de estas localidades, Aguas Bonaerenses SA, la empresa proveedora del servicio, asegura que está entregando agua dentro de los parámetros legales vigentes.
La gravedad de la situación ha generado respuestas institucionales en algunos municipios. En enero de este año, el Concejo Deliberante de 9 de Julio declaró la emergencia hídrica tras confirmar la presencia de altos niveles de arsénico en el agua de red. El presidente del bloque de Juntos, Ignacio Palacios, explicó en aquel momento que «esta emergencia dota de herramientas a la Municipalidad para paliar la crisis en lo inmediato, pero necesitamos una política en conjunto con los Gobiernos nacional y provincial».
En agosto, el senador del PRO Marcelo «Chuby» Leguizamón presentó un pedido de informes en la Legislatura bonaerense para que el Ejecutivo que conduce Axel Kicillof y la empresa ABSA expliquen las medidas adoptadas ante el avance de la contaminación. «Es fundamental que la información sobre la calidad del agua sea pública, verificable y que se comuniquen las acciones correctivas de manera efectiva», demandó el legislador.
Como respuesta a esta problemática, la diputada bonaerense de Unión y Libertad Sabrina Sabat presentó un proyecto de ley para la creación de un mapa interactivo que permita monitorear los niveles de arsénico en el agua de toda la provincia. La iniciativa busca proporcionar una herramienta de acceso público y gratuito para conocer en tiempo real la calidad del agua destinada al consumo humano.
Paralelamente, investigadores del CONICET han desarrollado un método innovador para eliminar arsénico y nitratos del agua mediante carbón vegetal tratado química y térmicamente. Esta técnica permite reducir más del 50% de la concentración de contaminantes y ofrece una alternativa de bajo costo especialmente valiosa para comunidades vulnerables que carecen de acceso a sistemas de filtrado complejos.
La exposición prolongada al arsénico a través del consumo de agua contaminada puede provocar Hidroarsenicismo Crónico Regional Endémico, una enfermedad que según la Organización Mundial de la Salud puede derivar en cáncer, lesiones cutáneas, afecciones cardiovasculares y diabetes. El «Mapa de Arsénico en Argentina» que el ITBA elabora desde 2011 ha identificado a la provincia de Buenos Aires como una de las más afectadas del país por esta problemática.
Las autoridades sanitarias recomiendan no consumir ni utilizar para cocinar el agua en las zonas donde los análisis muestran valores elevados, sugiriendo el uso de fuentes seguras o métodos de purificación alternativos. Esta precaución resulta especialmente importante en localidades donde los niveles superan ampliamente los límites considerados seguros por los organismos internacionales de salud.
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