Alquilaron una casa en Buenos Aires y fueron espiados

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Un grupo de personas fueron espiadas y escuchadas por la dueña de la casa que alquilaron en Buenos Aires. ¿Hay formas de saber si uno es espíado?

«No solo nos veía, sino también nos escuchaba» dijo Juan Pablo, el santafesino que era parte del grupo que alquiló la vivienda a través de Airbnb. La dueña de la casa controlaba todo lo que ocurría desde su casa, en Alemania.

Todo ocurrió hace aproximadamente un mes y medio. Un grupo de diez personas, entre ellos un santafesino, alquilaron una casa en Buenos Aires. Fueron hombres, de entre 30 y 35 años, que realizaban un posgrado en esa ciudad y que con motivo de celebrar el cierre del cursado tomaron la decisión de ir todos juntos.

La vivienda fue contratada a través de Airbnb, la compañía internacional de oferta de alojamientos a particulares que une a propietarios de inmuebles con inquilinos.

Cámaras de vigilancia

«Encontramos una casa muy linda para los diez, que tenía lugar para 12 personas», comentó Juan Pablo; el santafesino que formaba parte del grupo. «Pagamos mucho dinero» reconoció, y detalló: «Tenía un montón de cuartos, atrás un quincho, una sala de juegos, con muchos accesorios, muy cuidada».

«Todo iba genial», relató Juan Pablo; hasta que empezaron a existir algunos desencuentros con la propietaria de la casa. «La señora (dueña de la propiedad) nos había dicho que tenía cámaras de seguridad al frente y en la parte trasera. Vimos las cámaras, eran de vigilancia, normales«, describió.

Cámaras espías
Cámaras espías

Pero el clima se empezó a tornar enrarecido cuando a Juan Pablo le llegó un mensaje de la dueña de la vivienda advirtiéndole de dos situaciones: por un lado que la música estaba fuerte (por lo cual se estaban quejando los vecinos de la zona) y por el otro que había más personas que las acordadas en un principio.

Juan Pablo explicó la situación en declaraciones  a la radio LT10: «Cuatro chicos (que realizaban el mismo curso) nos preguntaron si podían pasar. Les dijimos que sí y nunca pensamos que podía generar un problema. Había música de fondo, pero no había una fiesta, ni nada parecido».

Desconectar las cámaras

«La mujer (dueña de casa) nos dice de forma violenta de hacer un Airbnb check out y de tener que irnos. Automáticamente les dijimos a nuestros amigos que se vayan. Terminamos arreglando la situación. Nosotros nos dijimos «no hagamos nada más»», relató.

El huésped contó que en forma de «chiste», uno de los integrantes propuso «desconectar las cámaras». Nadie imaginó que minutos después, llegaría otro mensaje vía whatsapp de la propietaria diciendo: «Escuché que quieren desconectar las cámaras».

El santafesino señaló que tanto él como las otras nueve personas jamás pensaron que la mujer los podía estar escuchando. A pesar de la sorpresa, Juan Pabló indicó que prefirieron no darle mayor importancia y se propusieron «tener más cuidado» con lo que hablaban.

«Ay Carmencita»

Sin embargo, lo que ocurriría después generaría mayor asombro: «El sábado habíamos terminado de cursar y fuimos a un bar a tomar algo. Cuando volvemos a la casa, como a las cuatro de la mañana, uno de los chicos dice «¡Ay Carmencita!» (en alusión a Carmen, dueña de la casa que viven en Alemania). Al otro día nos levantamos y nos escribe: «Tienen que irse, además ayer escuché que me tomaban en pelo diciéndome ¡Ay Carmencita!»».

Recordó que en la publicación de Airbnb la casa se ofrecía con «cámaras de vigilancia» pero no decía nada con relación a escuchas o grabación de audio.

La relación no terminó bien. El cruce a través de whatsapp continúo; Juan Pablo contó que le plantearon la posibilidad de algún delito penal a la propietaria. Lejos de eso, la mujer les cobró 25 minutos demás que estuvieron en el domicilio, también los acusó de haber quemado algunos acolchados y de haber fumado dentro de la casa; todas acusaciones que fueron rechazadas por los huéspedes.

«Hice un contrareclamo a Airbnb contando que nos habían grabado y que pedíamos el reintegro total. Lo único que nos contestaron es que «puede haber cámaras de seguridad, pero nunca dicen algo sobre grabaciones». Puse una crítica para alertar a los futuros huéspedes. Me borraron la crítica y me cerraron la cuenta», detalló.

La situación plantea interrogantes sobre las obligaciones y derechos, tanto de los huéspedes como de los propietarios. Más aún cuando una compañía internacional, en este caso Airbnb, entra en juego.

La historia también abre dudas sobre la existencia de algún delito penal por parte de la dueña del inmueble o civil, por violación al derecho a la intimidad.

La situación también hizo aumentar las consultas por parte de personas que quieren preservar su intimidad cuando alquilan propiedades, en especial en el período vacacional que comenzó en nuestro país, donde los dueños de propiedades en la Costa no suelen vivir en las ciudades balnearias y pueden volverse muy recelosos con el uso que le dan los ocupantes al inmueble.

El detector de equipos espía K19
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Por eso aumenta cada vez más la búsqueda de aparatos de detección de equipos espías. El mercado ha puesto al alcance de muchas más personas y a un precio accesible, herramientas como detectores y localizadores de señales de radiofrecuencia, señal GPS (geolocalización), cámaras y micrófonos ocultos.

Repercusiones en España

El caso tuvo repercusiones en redes sociales y llegó al diario El País de España, quien pudo tener una respuesta de Airbnb. «El motivo que alegó la plataforma fue que se organizó una fiesta sin permiso», escribió reconocido medio.

El periódico español dio a conocer el comunicado de la plataforma ante la consulta elevada: “Airbnb aplica políticas muy estrictas en el uso de cualquier tipo de dispositivo de grabación en los anuncios. En las raras ocasiones que estas normas no se cumplen, la plataforma actúa de manera inmediata siguiendo estas normas. Los incidentes en Airbnb son ocasionales, y el equipo de atención a la comunidad trabaja las 24 horas para ayudar a resolverlos”.

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