Más bombas y máxima tensión en Estados Unidos tras la serie de ataques

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En medio de máxima tensión y con un Manhattan lleno de policías, el único sospechoso de los ataques explosivos del fin de semana en Nueva York y Nueva Jersey fue detenido este lunes tras una persecución y un tiroteo, horas después de que la policía encontrara cinco bombas más e hiciera estallar una de ellas. Obama pidió no sucumbir al miedo, tras la creciente ola de ataques.

A sólo horas de que los líderes de los 193 Estados miembros de la ONU lleguen a la isla para participar de una nueva Asamblea General, la serie de explosiones y las bombas descubiertas en la región desataron tal alarma en Estados Unidos, que el presidente Barack Obama llamó este lunes a «no sucumbir al miedo».

La seguidilla comenzó el sábado por la mañana cuando una bomba casera estalló en la ciudad balnearia de Seaside Park, en Nueva Jersey, en una zona donde más tarde debía comenzar una carrera para reunir fondos para los marines ex combatientes, en la que iban a participar unas 5.000 personas. Nadie resultó herido.

A la noche, en el corazón de Manhattan, en el coqueto barrio de Chelsea, la explosión de otra bomba hirió a 29 personas. Poco después, la policía encontró otro dispositivo explosivo a unas cuadras de allí y lo desactivó.

Esa misma noche, en una pequeña ciudad del norteño estado de Minnesota, un hombre acuchilló e hirió a ocho personas en un centro comercial, un ataque que en un principio pasó inadvertido hasta que la milicia Estado Islámico (EI) lo reivindicó.

Tras un domingo de altísima tensión, el alerta se incrementó cuando dos hombres encontraron el domingo por la noche una mochila con cinco dispositivos explosivos en un cesto de basura, cerca de la estación de tren de Elizabeth, en Nueva Jersey, según informó este lunes la policía local, que llegó a explosionar uno de ellos con un robot.

En medio de esta serie de ataques y atentados fallidos, las policías de los dos estados empezaron el domingo a allanar locales y casas vinculadas, hasta que este lunes encontraron y detuvieron en Linden, una localidad cercana a Elizabeth, a Ahmad Khan Rahami, un afgano naturalizado estadounidense de 28 años y el único sospechoso de la investigación hasta ahora.

El hombre fue acusado de cinco cargos, entre ellos intento de homicidio y posesión ilegal de armas, dijeron fuentes policiales citadas por la cadena CNN.

Al ser descubierto, Rahami y la policía se trenzaron en un tiroteo, en el que él y un oficial resultaron heridos. Ambos fueron internados, según contó el alcalde de Linden al canal de televisión local WABC.

En una conferencia de prensa posterior, que incluyó a las máximas autoridades de Nueva York, el representante del FBI que participa de la investigación, Bill Sweeney, explicó que Rahami estaría «vinculado directamente» a todos los dispositivos explosivos de Nueva York y Nueva Jersey.

A su lado, el alcalde neoyorquino, el demócrata Bill de Blasio, destacó que «no hay duda de que este fue un acto de terrorismo», pero rápidamente acotó que «no hay pruebas de que haya una célula (terrorista) operando en la zona o en la ciudad», según informó la agencia de noticias EFE.

Mientras desde Nueva Jersey, el gobernador republicano Chris Christie llamó a toda la población a mantenerse «vigilante» ante lo que denominó «las amenazas de los terroristas radicales islámicos», en la vecina Nueva York, De Blasio, también argumentó que «la vigilancia es una necesidad» y adelantó que la ciudad verá incrementada la presencia de policías «más armados y equipados».

El alcalde neoyorquino agregó que también desplegarán sabuesos y registrarán bolsos, carteras y a personas en espacios públicos, en el subte y en otros medios de transporte masivos.

El clima de tensión que se vivió este lunes en la Gran Manzana se potenció por la llegada de muchos de los líderes mundiales que participaron de una cumbre especial sobre refugiados en la ONU y que a partir del martes serán protagonistas de una nueva semana de discursos en el marco de la Asamblea General.

Uno de los recién llegados fue el propio Obama.

Desde su hotel hizo una breve declaración a la prensa, en la que llamó a «no sucumbir al miedo».

«En momentos como estos creo que es importante recordar lo que los terroristas y extremistas violentos están tratando de hacer. Están tratando de hacer daño a personas inocentes, pero también quieren inspirar miedo en todos nosotros», advirtió.

El mandatario estadounidense evitó hablar de una posible conexión internacional o de entrar en los detalles de la investigación.

Hasta ahora lo que se sabe es que Rahami, el único detenido y sospechoso, vivía con su familia sobre un restaurante, propiedad de su padre, a sólo unos kilómetros del aeropuerto de Newark, en Nueva Jersey, uno de los dos aeropuertos que recibe vuelos internacionales para la ciudad de Nueva York.

Según contó a la cadena de noticias ABC una persona que pidió no revelar su nombre, Rahami trabajaba en un local de comida en la ciudad de Elizabeth, la misma en donde el domingo a la noche se encontraron cinco dispositivos explosivos en un tacho de basura cerca de la estación de tren.

El jefe de la policía de Nueva York, James O’Neill, adelantó este lunes que están investigando si Rahami tiene algún vínculo con una organización internacional, aunque destacó que aún no saben cuáles habrían sido sus motivaciones para colocar las bombas caseras.

En Minneapolis, en tanto, el jefe de policía de St. Paul, Blair Anderson, dijo este lunes que aún no han encontrado una relación directa entre el atacante, identificado por los medios como Dahir Adan, un somalí de 22 años que creció y se educó en Estados Unidos, y el EI, que reivindicó su ataque.

«Estamos tratando de encontrar todo. Quiero saber todo sobre este hombre, desde el día que nació hasta el sábado pasado», dijo Anderson.

«No hemos descubierto nada que indique, hasta este momento, que esto haya sido otra cosa que no sea un atacante solitario», agregó, aunque señaló que igual el caso estaba siendo investigado por el FBI.

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