La Amistad…

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«Una gran amistad tiene dos ingredientes principales: El descubrimiento de lo que nos hace similares y El Respeto por lo que nos hace diferentes…»  

No es la familiaridad, ni la asiduidad cotidiana las que deben sostener la amistad, sino el trato que resguarde y asegure la inviolabilidad del yo. Debe consagrar el respeto, que sólo se defiende con la reserva y la independencia.

La amistad preserva las barreras infranqueables que la naturaleza ha puesto entre los hombres para protegerse los unos de los otros, conservando la intimidad, las distancias.

El respeto al yo inviolable, la independencia personal, la afirmación de la personalidad frente a los sentimientos superiores, constituyen la base y el fundamento de vínculos y afectos.

La relación amistosa se produce por el contacto de los sentimientos superiores, de las ideas y convicciones, no en el roce trivial de las comunicaciones cotidianas.

La amistad no debe ser absorción, sino conjunción, con afirmación de individualidades.

La amistad, ese enlace fortificado por los años, deja en el alma huellas que no disipa ninguna separación, ni la de la muerte, ni la del distanciamiento.

«La amistad, -decía Borges- es el único vínculo que no requiere de la frecuentación. El amor en cambio está lleno de ansiedades, de dudas… un solo día de ausencia puede ser terrible. En cambio en la amistad esta presencia no es necesaria… No se concibe estar veinte años sin ver a un hijo, a un hermano o a una pareja, sino por la ruptura de los afectos. Pero bien podemos estar veinte años sin ver ni hablar con un amigo y eso no traer consecuencia alguna al cariño y la complicidad intactos que comprobamos en los reencuentros».

Hay afectos destinados a sobrevivir a todo contratiempo humano, sentimientos cuya elevación pocas veces se mide o se aprecia. Hay en la amistad, una base de sensibilidad intelectual que fusiona íntimamente las dos almas, complementando naturalezas distintas…

Una leyenda guaraní dice que «Amistad» tiene una connotación muy linda, se dice «angirú», la palabra está compuesta por «anga», que significa «alma» e «irú» que significa compañero. Es decir «compañero del alma»… eso es un Amigo.

Por: Ernesto Martinchuk, periodista

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