Por qué los productos más económicos están encareciéndose en Argentina y el mundo
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Desde la consultora Focus Market, elaboraron un informe que analiza cómo los productos esenciales de las marcas más económicas experimentan incrementos de precio desproporcionados, afectando especialmente a los consumidores de menores ingresos. El término “cheapflation” describe un fenómeno global en el que los productos más baratos suben de precio más rápidamente que los de mayor costo.
Según Damián Di Pace, director de Focus Market, esto refleja una dinámica similar al efecto Giffen, observado por el economista escocés Robert Giffen en el siglo XIX, cuando los consumidores de menores ingresos continuaban comprando productos esenciales (como las patatas en Irlanda) pese a sus aumentos de precio, priorizando cantidad sobre calidad. En Argentina, este fenómeno se evidencia en el consumo creciente de fideos o arroz frente a la carne, que pese a tener menores aumentos, ha visto reducir su demanda.
De acuerdo con datos de la FAO, desde 2020 los alimentos han acumulado una inflación del 22,43%, impulsada por factores climáticos adversos (sequías, inundaciones, incendios) y problemas macroeconómicos como la guerra entre Ucrania y Rusia, el impacto del COVID-19 y una recuperación económica desigual.
Los productos que más han aumentado son el azúcar (+58,26%) y los aceites vegetales (+31,61%), debido a condiciones climáticas que afectaron la producción en países clave como Brasil y el sudeste asiático.
Otros alimentos también reflejan subas significativas: lácteos (+24,06%), carnes (+21,87%) y cereales (+10,38%), lo que resalta la presión constante sobre los precios globales.
Impacto en la calidad de los productos
En respuesta a la inflación, los fabricantes han recurrido a sustituir materias primas por opciones más baratas y de menor calidad, para limitar los aumentos de precios. Esto implica que los consumidores pagan igual o más por productos de menor calidad.
En Argentina, las marcas y supermercados intentan mantener ventas ofreciendo promociones como descuentos en segundas unidades o financiamiento en cuotas.
Sin embargo, estos beneficios no están al alcance de los sectores más vulnerables, que realizan compras pequeñas y frecuentes en autoservicios o almacenes, donde los precios suelen ser más altos. Según el informe, los fideos cuestan $1.800 en autoservicios frente a $1.199 en hipermercados, una diferencia del 50%.
La brecha entre primeras y segundas marcas
Un aspecto notable del fenómeno cheapflation es la reducción e incluso inversión de la brecha entre primeras y segundas marcas.
Para evitar el sobrestock y el vencimiento, las primeras marcas suelen ofrecer descuentos significativos que las hacen más económicas que las segundas.
Ejemplos
Arroz y legumbres: 29,43% más barato en primeras marcas ($1.199 frente a $1.699).
Leche: Brecha negativa del 12,84% con descuentos aplicados ($1.036 frente a $1.189).
Carne, quesos y yerba: Diferencias negativas del 4% al 10% dependiendo del producto.
Además, estas promociones suelen acumularse con otras ofertas de financiamiento, como pagos con billeteras virtuales o cuotas sin interés, lo que refuerza la desigualdad para quienes no pueden acceder a estas ventajas.
Conclusión y recomendaciones
Cheapflation se consolida como una estrategia para enfrentar la presión inflacionaria, pero su impacto golpea con mayor fuerza a los sectores más vulnerables, quienes terminan pagando más por productos de menor calidad.
Para los consumidores, es crucial tomar decisiones informadas al realizar compras, mientras que las empresas y organismos reguladores deben garantizar transparencia para facilitar el acceso a información clara y confiable.
Estrategia cada vez más utilizada
Así es como “Cheapflation” se convierte en una estrategia cada vez más utilizada por las empresas para hacer frente a la presión inflacionaria.
Desde el lado de los consumidores, hay que entender cómo y cuándo ocurre este fenómeno para tomar decisiones de compras más informadas y, desde el lado de las empresas y organismos reguladores, se debe trabajar en la transparencia para que el consumidor pueda evaluar lo que está comprando realmente.
Fuente: InfoGEI