Javier Milei anunció que «la recesión terminó»: discurso completo

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A continuación reproducimos el discurso completo de Javier Milei en la sede de Ualá:

Quiero comenzar agradeciendo al CEO de Ualá Pierpaolo Barbieri y a todo su equipo de trabajo por haberme invitado, a sus nuevas oficinas – en este día tan importante para la compañía – donde se anuncia su ronda serie de inversiones. También aprovecho para saludar a todos los presentes, que han venido a escuchar mis palabras, en las cuales encontrarán el reconocimiento y la motivación por todo el
esfuerzo, que vienen haciendo, durante estos meses de sacrificios. Sepan que ha valido la pena ya que – hoy – nos encaminamos a retomar la senda de la estabilidad, que habíamos abandonado, hace décadas; hoy ya podemos decir que la recesión se terminó y – de ahora en adelante – todo lo que queda es crecimiento, de acá para adelante son todas buenas noticias.

Pero a pesar de todo el trabajo, que venimos realizando para normalizar la macro; ordenar las cuentas públicas y decapitar el monstruo de 100 cabezas, que es el Leviatán argentino, que llamamos Estado, aun así depende de todos los que conforman el sector privado que la recuperación sea lo más rápida y contundente posible. Es con su aporte que recuperaremos la prosperidad y el progreso para todos los argentinos de bien.

Durante el siglo de la humillación, al que fue arrastrada la Argentina, a causa de la casta política empobrecedora, ellos lograron instalar una mentira atroz profundamente destructiva y sólo posible en la mente de un parásito del erario público. Esa mentira, que le hemos llamado el Estado presente y esa idea de que el estado genera riqueza. El Estado no genera nada; el Estado solo destruye riqueza y lo único que hace es robárselas a otros para repartirla entre amigos.

Desde el inicio de nuestra administración, nos propusimos desterrar esta mentira, de la única manera posible, con resultados; con el peso la realidad misma, que prueba que cuando se le saca la bota del Estado al que produce, estos tienden a crecer, sin ningún tipo de restricción, más que su propia capacidad. Fíjense qué interesante porque si – antes – yo les contaba que íbamos a hacer un ajuste del PBI, de 15 puntos del PBI, hubieran dicho que nos íbamos a una catástrofe, que nos íbamos a una gran depresión. Es más, cuando empezó a bajar la inflación dijeron: “sí, están bajando la inflación, a costa de generar una mega recesión, que se va a convertir en una nueva gran depresión”. Es interesante porque la inflación mayorista – que es la que se anticipa – viajaba al 54% mensual cuando llegamos; hoy viaja al 2% mensual; viaja menos que el crol, más la inflación importada, y con lo cual – técnicamente – estamos cerca de lo que sería la inflación monetaria 0 y el PBI, en términos mensuales, que es el EMAE, en términos desestacionalizado, el dato – de agosto – está en exactamente el mismo nivel – de diciembre -, cuando asumimos. Es decir, hicimos el ajuste más grande de la historia de la humanidad y la economía sufrió solamente – durante tres, cuatro meses – y eso es posible porque el ajuste el ajuste cayó sobre el sector público, no sobre el sector privado, por más que quieran venderlo de otra manera.

Si solamente quieren mirar lo que tiene que ver con el ajuste, en el tesoro, el 95% cayó sobre el parásito estatal, y si lo quieren extender, en los 15 puntos, con el ajuste sobre las cuentas, del Banco Central, la proporción todavía es muchísimo menos, es decir, que el verdadero ajuste sobre el sector privado es menos del 2%. Consecuentemente, el ajuste – lejos de ser recesivo – solo estabilizó la macro y sentó las bases para la fuerte recuperación que estamos mostrando, hoy. Entonces, como decía Jefferson: “la verdad se defiende por su cuenta, solo el error necesita apoyo del gobierno”. Es decir, a pesar de todas las cosas que dicen los medios, porque si ustedes leyeran los editoriales pareciera que estamos, en el medio de la Segunda Guerra Mundial y perdiendo, pero bueno, se llama abstinencia de pauta; les cortamos la pauta y entonces evidentemente parece que les duele. Como decía alguien, el órgano más sensible del ser humano es el bolsillo.

Por eso nosotros nos alegramos cuando a las empresas les va bien; por eso prefiero venir – acá – a felicitarlos y no a inaugurar una obra pública costosa e ineficiente, que nadie quiere. Dicho sea de paso, no puedo inaugurar obras públicas porque, además, la corte de cuajo, pero ¿se acuerdan cuando los políticos de la casta se juntaban para inaugurar canillas, hospitales que ya habían inaugurado tres veces? Bueno, nosotros necesitamos también esa sinceridad, o sea, como la cortamos, no vamos a inaugurar tampoco. Entonces vaya que habremos cambiado si es el presidente, quien está acá, para participar del anuncio más importante, del unicornio con mayor crecimiento del país. Y pensar que hace sólo 7 años
arrancaban, en un coworking, y – hoy – tienen su edificio propio. No se me ocurre mejor testamento en defensa del capitalismo que esto. Gracias, gracias.

Qué bueno, o sea, te voy a seguir tirando flores, así me gano todos esos aplausos. Digo, una parte narcisista tenía que tener. Ualá es un verdadero caso de éxito, del cual debemos sentirnos orgullosos: 8 millones de clientes consolidados en Argentina, México y Colombia. Una fintech modelo para toda la región. Cuando arrancaron, solo eran 12; hoy son más de 1,500, de los cuales el 60% es personal altamente calificado, dedicado a cuestiones tecnológicas. Pero, sin restarle importancia a lo ya mencionado, ustedes generan un beneficio social especial, que forma parte de la revolución, que han iniciado las billeteras virtuales. Así, facilitaron que los estratos más bajos de la sociedad puedan digitalizar sus ingresos de manera segura, otorgándoles beneficios para consumo en distintos comercios y permitiéndoles ingresar a mercados donde antes la virtualidad era una barrera. Destaco – también – la democratización del crédito que han producido, lo cual le permitió tener capacidad crediticia a personas que – tal vez – no cumplían con los requisitos de una entidad bancaria convencional. Si hay crédito, hay inversión; si hay inversión, hay capital; si hay capital, hay trabajo; y si hay trabajo, los salarios reales suben, cae la pobreza y la indigencia, y, por lo tanto, eso se traduce en mayor prosperidad y progreso.

O sea, ustedes son la prueba viviente de que el único camino para redimir a los pobres y sacarlos de la miseria es más capitalismo, más libertad, más innovación. Como suele decir Pierpaolo: “la competencia nos eleva”.

Cuando nosotros llegamos al gobierno, el Estado tenía de rehenes a los más pobres, a través de un monopolio que establecía que la única manera de cobrar una ayuda social era, a través del Banco Nación. ¿Saben qué es lo que hacían cuando se les acreditaba el pago? La gran mayoría lo transfería a una billetera virtual. ¿Por qué? Por todos los beneficios que mencioné antes. Otra prueba cabal de que, por más trabas que se pongan, desde el Estado, la libertad se termina imponiendo. Por eso, le encomendé a la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, que desarmara ese absurdo monopolio para que las personas tengan la libertad de elegir dónde cobrar la ayuda económica. No sorprende, entonces, que una empresa que ha dado tanto crezca tanto. Es por eso – entre otras tantas razones – que han podido iniciar su ronda Serie E de inversiones por 300 millones de dólares, valuando a la compañía en 2,750 millones de dólares.

Un verdadero logro. Nuevamente, mis felicitaciones. Lo verdaderamente provisorio es que Argentina tiene todo para convertirse en una potencia tecnológica, y como ya he dicho en otra oportunidad, la innovación tecnológica no es otra cosa que hacer más con menos, nada a lo que el argentino no esté acostumbrado. Estamos convencidos de que tenemos con qué, y no hablo solamente de los recursos que podemos sacar de la tierra; hablo de la mayor ventaja comparativa que tenemos los argentinos: nosotros mismos. Tantas décadas de colectivismo nos han enseñado a sacarle agua hasta a las piedras. En definitiva, hemos vivido siempre bajo la opresión del Estado, durante los últimos 100 años; hemos tenido que vivir todo el tiempo en una carrera de obstáculos. Imagínense todo lo que podemos avanzar si barremos con todos esos obstáculos. Y en eso, la tarea del coloso Federico Sturzenegger creo que le hace honor a cada uno de los emprendedores, para que emprender solamente se trate de los desafíos del emprendimiento y no de tener que cargar con esa mochila de hierro, que es el Estado.

Acá hay un capital humano de primer nivel. El país con más premios Nobel de Latinoamérica y – al mismo tiempo – el país con más unicornios per cápita de la región. Ustedes son prueba de ello. El recurso humano está. El programa económico funcionó, funciona y seguirá funcionando.

Falta terminar de desarmar este Leviatán monstruoso que hemos heredado. Somos una olla a presión a punto de destapar todo su potencial. Nuestra única tarea – desde el gobierno – es velar porque eso
ocurra, sin interferir ni pretender adueñarse de lo que los argentinos generen.

Este es un tema no menor, pero tiene que ver con el respeto del derecho a la propiedad, y que cuando ustedes generen un resultado, se lo apropien, puedan ser dueños del fruto de su propio trabajo. Porque
eso es lo que los va a motivar a competir más y a generar más. Porque, además, el empresario exitoso es un benefactor social, es decir, solamente puede progresar sirviendo al prójimo, con bienes de mejor calidad o mejor precio.

Y por eso me alegra venir – a esta inauguración – y por eso me alegra lo bien que les va, porque le están mejorando la vida a 8 millones de seres humanos. Y eso, el mercado, es decir, los individuos, lo premian. Y eso es el valor de la capitalización. ¡Felicitaciones nuevamente! A su vez, para lograrlo, antes tenemos que terminar de reparar todos los daños, que nos han causado las atrocidades de los gobiernos anteriores, en materia económica. Por fortuna, el plan que nos propusimos – en diciembre – ya está dando sus frutos. La actividad económica encontró su piso en abril, y ya en agosto se encontraba prácticamente igual a como estaba en diciembre, por lo que ya estamos mejor que cuando asumimos.

Como dije hace algunos días: todo lo que viene será mejor. En vez de ser cada día más pobres, seremos cada día más ricos. ¿Nos seguiremos esforzando? Sí, pero con la tranquilidad de que ese esfuerzo estará, de una buena vez, al servicio de estar cada día mejor.

En resumen y para concluir, sabemos que ha sido difícil, que ha sido duro, pero todo lo que queda por delante es hacia arriba. Es todo bueno. El país está entrando en su mejor momento de los últimos 100 años, por lo menos. Les digo a todos los actores del sector privado argentino: aprovechen a subirse al tren del progreso, ahora. Dicho sea de paso, porque pueden comprar más barato. Y cuando les dijimos al inicio, no nos creyeron y se perdieron las ganancias del 70% en dólares, siendo el país que más ha redituado, desde el inicio del año.

Por lo tanto, digo de vuelta: aprovechen a subirse al tren del progreso ahora, porque ya están viendo las burbujas del pedo de buzo, están saliendo, las burbujitas ya se ven. Y en poco tiempo la economía estará
volando por las nubes, en el buen sentido. Por lo tanto, gracias nuevamente a Ualá por haberme invitado y éxitos en esta nueva etapa.

El país cuenta con ustedes para lo que viene. Que Dios bendiga a los argentinos, que la fuerza del cielo nos acompañe, y ¡viva la libertad, carajo!

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